«Desde luego, parece un juego, pero no hay nada mejor que ser un señor de aquellos que vieron mis abuelos». Así decía una canción de hace ya algunos años, y encierra una gran verdad; todos los ámbitos −incluidos el de la modestia y el buen vestir− han sufrido un proceso de degradación progresiva desde por lo menos los años 20 del pasado siglo. Dicho proceso ha implicado, no un mero cambio de moda, sino que ha sido reflejo más bien −contribuyendo también a ello− de una devastación moral.
El varón, la criatura elegida por Dios para tomar la naturaleza humana, ha de distinguirse por el dominio de las pasiones −que lo separa de las bestias− a través de la razón iluminada por la Fe, y al servicio de esta. La caballerosidad y la valentía son cualidades viriles que elevan el alma del hombre que las posee, sea rico o pobre. La vestimenta es manifestación pública de lo que uno es, lo exterior es reflejo de lo interior. Bien lo sabían los prelados que implementaron el Vaticano II: crearon una religión mundana, y mundano aspecto dejaron a sus sacerdotes sin sotana. Por todo ello, tú cristiano, a la hora de vestir y actuar, no has de dejarte llevar por las modas de nuestro tiempo, que serían escándalo para los paganos. Algunos consejos que pueden serte útiles:
- Evita la ropa ajustada, sobre todo los pantalones muy ajustados. Esta moda tiende a feminizar al varón, y en el caso de aquellos ególatras que se pasan el día en los gimnasios para usar ropas ajustadas con las que marcar músculo después, pecan de vanidad y puede que también de impureza.
- El chándal, la sudadera, etcétera, pueden llegar a tener una justificación en la práctica del deporte, pero no pueden ser medios usuales para salir a la calle. Una camisa con un buen cinturón, es más apropiado para ello.
- No seas reacio al traje, no se trata de ir con él todos los días, pero tampoco de dejarlo solamente para una boda. Hace no tantos años por ejemplo, era corriente ir a la Santa Misa en traje los domingos.
- Templos del Espíritu Santo son nuestros cuerpos, dice la Escritura, evitemos enseñar de ellos más de lo que nos es lícito ante los demás.
- Mirada casta, palabras castas, pensamientos castos y buena disposición y caridad para con el prójimo.
- Cuando pases delante de una iglesia o una imagen religiosa, santíguate y eleva tu corazón a Dios.
Lleva también el Rosario a mano, y no te avergüences de rezarlo mientras vas en el metro o el autobús. Las cuentas del Rosario son escaleras por donde van al Cielo las almas buenas. Bueno es también llevar el escapulario. Estas son sólo algunas pautas elementales que todo cristiano debe tener claras. En otra entrada, hablaremos también de la modestia femenina, que se ha visto más fuertemente sacudida que la masculina incluso. Dios les bendiga.